martes, 19 de octubre de 2010

PRACTICANDO LA NO RESISTENCIA

Este verano empecé a leer un libro que me recomendaron unos compañeros en el curso de Practicioner de PNL. El libro en cuestión se llama El poder del ahora y es del autor Eckhart Tolle. El manuscrito de Tolle pretende ser una guía para la iluminación espiritual como se afirma en la portada y como se reafirma en su prólogo. De entrada soy escéptica respecto a estas promesas que hacen algunos libros pero como soy muy curiosa no pude evitar leerlo.

Cuando leí las primeras páginas pensé que me había equivocado de libro porque trata aspectos tan étericos (no sé si es esta la palabra adecuada), a la vez que sencillos, que resultan incomprensibles para la mente. Desde luego, las palabras de El poder del ahora no se pueden aprehender desde la razón sino desde el alma.

En múltiples capítulos, Eckhart Tolle habla del poder de la no resistencia (entendiendo no resistencia por aceptación) para transmutar (entendiendo por transmutación la evolución) aspectos de nuestra vida que nos desagradan o nos molestan.

Pues bien, a pesar de que dicen que es un libro de cabecera, de esos que es bueno tener en la mesita de noche para recordar lecciones, yo terminé de leerlo y creía que de todo el texto lo único importante que había extraído era que tenemos que vivir el aquí y el ahora sin plantearnos el futuro y sin recurrir al pasado. Pero la verdad es que esta última semana me he dado cuenta de que este libro, que en apariencia nos vende la paz y el bienestar absolutos (como tantos otros), tiene algo de mágico, porque sin ser consciente de ello, esta semana se me repetía una y otra vez eso de la No resistencia que yo recordaba haber leído en algún sitio y que tenía mucho que ver la situación que estaba viviendo la semana pasada.
Por eso, creo que si es el momento en el que lo teneis que leer, adelante porque sus palabras trascienden el papel y la mente.

¿Por qué os cuento todo esto? Tras un año en el que me hallaba inmersa en los cursos de terapias alternativas y realmente estaba convencida de haber encontrado mi camino, decidí volver a intentar a hacer algo en el difícil y precario mundo del periodismo, y para ello me matriculé en Protocolo.
A pesar de haber realizado un crecimiento personal y espiritual intenso, la verdad es que todavía no me había desligado de ciertos clichés sociales y de algunos miedos, como por ejemplo, el miedo a la carencia y el ansiado reconocimiento personal identificado con lo profesional. No quiero decir decir con esto que ya lo haya hecho, sino que al menos ahora soy consciente de ello.

Así que empecé mis clases la semana pasada con ilusión por una parte y con dudas por otra. Antes de empezarlas y durante ellas no paraba de pensar cómo compaginarlas con otros cursos de medicina natural que quería hacer. Por utilizar una metáfora, era como estar con una persona pensando continuamente en otra, es un sin vivir, ¿estais de acuerdo? Esto hacía que no estuviera presente en lo que tenía que estar y mis miedos estaban consiguiendo que me resistiera a lo que de verdad me gustaba: el mundo de la salud natural y el crecimiento personal.

Tomé una decisión firme tras dos días de clase (a veces te ponen las cosas delante para que te des cuenta), con miedo y a la vez con firmeza. ¿A qué miedos me refiero? Lo típico: miedo a lo que pensara la gente, a lo que pensaran en casa (aunque sé que siempre me apoyan decida lo que decida y esto es una suerte), me asustaba el futuro, pensaba en qué iba a hacer yo ahora que ya me había planificado el curso y si el título se iba a quedar para adornar las paredes. Nunca se sabe, pero esto último es ahora lo que menos me preocupa.

Me gusta publicar semanalmente pero no he pasado unos días fáciles, tampoco difíciles. De descorazonamiento y dudas.

Hasta que caí en la cuenta de que estaba aceptando lo que era y lo que quería (estaba practicando la No resistencia) y autómaticamente me serené (las palabras de Eckhart Tolle venían a mi constantemente).
Tras esto empezaron a llegarme alternativas para seguir formándome este año en lo que de verdad quiero, y aunque todavía no he tomado una decisión al respecto, me encuentro tranquila y no tengo prisa porque sé que ahora estoy en el camino que he elegido y por fin lo he aceptado.

He retomado mis clases de yoga, el próximo mes haré el segundo nivel de Reiki, y la próxima semana empiezo el taller de narrativa (escribir es otra de las cosas que me apasionan) que llevo dos años aplazando.

No sé dónde me llevara todo esto pero soy de las que creo firmemente que a esta vida todos venimos con una misión y que es inútil resistirse a ella. La resistencia, como creo que ya escribí en algún artículo anterior, genera lucha y repetición de conflictos. Así que a partir de ahora he decidido guiarme por la intuición, he decidido dejarme llevar, pues a lo largo de este tiempo he comprobado que la intuición es lo que de verdad genera crecimiento, en contraposición con la razón que produce repetición.

Esto no quiere decir que esté todo hecho pues la vida no deja de sorprendernos y es un continuo aprendizaje, pero si que os aliento a que escucheis esa voz interior y a que si de verdad deseais algo vayais a por ello. Dejar los miedos a un lado y tiraros a la piscina. En la vida, contrariamente a lo que nos han enseñado, no hay nada seguro.

Quizás haya que saltar unos cuantos obstáculos antes de conseguirlo, pero como ahora he decidido seguir el camino de la intuición os dejo esta frase que últimamente no paro de leer y de escuchar en todas partes:

"Cuidado con lo que deseas porque al final se cumple"

¡Ánimo a todos en la búsqueda de vuestro objetivo!

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